dilluns, 27 de març del 2017

Bases de Manresa, mito fundacional o protoconstitución

Bases de Manresa, mito fundacional o protoconstitución

...las Bases, (...)  en sí mismas son un documento meramente aspiracional. Lo explica el profesor de Derecho Constitucional de la UAB y autor de Les Bases de Manresa i el programa polític de la Unió Catalanista (1891-1899), Joan Lluís Pérez Francesch: “La Unió Catalanista se reunió anualmente en los años 90 del siglo XIX para crear un cuerpo doctrinal: desarrollan el programa de las bases y tratan los asuntos sectoriales. Por lo tanto, la influencia de las bases en sí mismas hay que relativizarla. Es más importante que fue la ‘escuela’ de todo un grupo de personas que pronto se activaría políticamente”.
Y es que poco después, en 1901, se fundaría la Lliga Catalanista, el primer partido político, y un dato no menor: el que sería su figura más influyente en los primeros años del siglo XX, Enric Prat de la Riba, había sido el joven secretario de la reunión de Manresa.
De hecho, cabe recordar que en 1892, el catalanismo era un movimiento absolutamente minoritario -sin articulación política ni representación parlamentaria- pero que en menos de 20 años se convertiría en hegemónico en Catalunya. ¿Qué ocurrió? “Cuando llegaron estas reivindicaciones a Madrid, éste lo tomó como una afrenta separatista. Objetivamente no lo era, pero la reacción tanto de liberales como de conservadores fue esa”, apunta Pich.
Abunda en esa idea Pérez Francesch. “Se fue viviendo como una amenaza, especialmente después del desastre del 98. Reaccionan con una contundencia verbal muy fuerte, con debates muy encendidos. Y poco a poco el catalanismo en poco tiempo se convierte en alternativa, en Catalunya, y eso alarma”, relata.
En todo caso, si las Bases son un documento de transición, una protoconstitución con tintes historicistas, y sin efectos prácticos en sí mismas (no así su desarrollo), ¿por qué se elevaron a categoría de mito fundacional? En parte, gracias a aquellos que allí estuvieron y posteriormente protagonizarían el desarrollo del movimiento político. “Cuando la Lliga explica la historia, se apropia de las Bases de Manresa. Está creando su propio relato, su propia genealogía”, subraya Claret, punto en el que abunda Pérez Francesch: “Han pasado a la historia porque el catalanismo las ha ido recordando en tono mítico. Es el documento de referencia hasta la Mancomunitat y crea un cierto imaginario colectivo”.
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Pérez Francesch va más allá: “Las Bases y los primeros años del catalanismo reflejan las dificultades del Estado para adaptarse a una realidad plural. Hoy en día sigue ocurriendo. Ya entonces se comenzaba a diseñar la estructura de dos mundos paralelos en concepción de Estado, Barcelona y Madrid, que perduraría y sigue vigente”.